miércoles, 6 de junio de 2012

LOS NORMALITAS


Hace años, cuando estaba en la universidad, tenía un colega que era raro de cojones. Era todo un personaje, perfectamente podía haber salido de la mente desquiciada de un guionista de cine puesto de psicotrópicos hasta las cejas. Reunía en su persona varios elementos que, por sí mismos no eran constitutivos de rareza, todo lo contrario, eran cosas muy normales; hevy metal, tías buenas, cristianismo, Los Chichos, fútbol, prostitutas, ferias, cubatas, homofobia, El Señor de los Anillos… Era una coctelera, con todo aquello metido dentro, agitado y luego vertido bajo la forma del ser humano más mentalmente perturbado de cuantos he tenido el placer de conocer a lo largo de mi corta existencia.
            Había una característica en este individuo que recuerdo que me llamaba poderosamente la atención; su insistente insistencia en afirmar a todas horas lo “normal” que era él en contraposición a lo raro que era otro colega nuestro al que le gustaba mucho el manga japonés, quién, por cierto, era bastante majo. Estaba muy preocupado por la imagen que proyectaba de sí mismo hacia el mundo. Era “normal” y punto. Subirse al banco de un parque, a las dos de la mañana, con un cubata en una mano, un cigarro liado en otra, y destrozar “a sentimiento pelao” una canción de Camela mientras la medalla de oro del “Cristo de Medinaceli” se descuelga por los pliegues de una camisa mal abrochada de estilo Tony Manero es el paradigma de la normalidad porque, para una mente enferma, si cada uno de esos elementos cuenta, por separado, con una cantidad más que aceptable de beneplácito social por parte del españolito medio, su suma aritmética en una escena como la que he descrito antes solo puede contribuir a un mayor índice de normalidad en el conjunto, al menos creo que aquello eran las líneas maestras de la argumentación que se había construido para intentar autoconvencerse. El problema no era lo raro que era, sino el empeño que ponía en ocultarse bajo una fachada de tópicos. Odiaba todo aquello que no entraba dentro de ese mundo estereotípico que se había formado en su cabeza y rechazaba, a veces de forma incluso violenta, lo que no era capaz de encajar en la rueda de ese universo mental de fantasía formado a base de folclore friki. Lo último que supe de él fue que había sufrido un brote psicótico.

No ha sido el único individuo de características, digamos “inusuales”, que he tenido el sublime placer de conocer en mi andadura vital. En este tipo de persona se repetía, como un cliché, el mismo rasgo distintivo; la necesidad compulsiva de afirmar/rechazar la propia/ajena normalidad/anormalidad a cada puto momento. Es la clase de gente que al principio resulta curiosa y al final acaba volviéndose cansina. Nadie en su sano juicio debería tener en cuenta la opinión de estas personas y sin embargo, no sé como, son los que acaban imponiendo su criterio sobre los demás. Tengo una teoría.
            Parte de dos premisas:
· Premisa número uno; el miedo de estas personas a todo aquello que no les gusta de sí mismos se transforma en odio y aversión proyectada hacia el otro. Esto, a su vez, les hace ser extremadamente asertivos a la hora de manifestar pensamientos y opiniones.
· Premisa número dos; la gente es imbécil.
            Me avergüenza reconocerlo pero me ha pasado. A vosotros también, y si no veamos el siguiente caso de manual; El profesor suelta un pregunta en clase cuya respuesta crees conocer. Estás casi segur@. Te quedas callado. Todos se quedan callados. Finalmente el/la más idiota suelta una idiotez. Todos siguen callados. El profesor pregunta si el resto está de acuerdo. Silencio. El/la segund@ más idiota está de acuerdo con el/la primer/a idiota. No podía ser menos. El silencio persiste. Se empiezan a escuchar algunas voces de consenso. La clase se alinea con el/la más idiota. Desesperad@ revisas tu respuesta, comienzas a dudar de tí mism@, si los demás dicen A es imposible que sea B por lo que acabas sumándote y gritando A. El profesor da una última oportunidad ¿estáis seguros de que es A? Nervios. Nadie abre la boca. Ohhh!!! Era B, lo siento, gracias por jugar! El/la primer/a idiota tacha A y pone B, después se gira hacia un compañero y le escupe una pelotilla de papel por el tubo de un boli bic. Tú te sientes hundid@. No es por el fallo, eso es lo de menos, has fallado preguntas similares en otras ocasiones y probablemente volverás a fallarlas en el futuro. Es por el hecho de haber consentido que el idiota te hiciese dudar de tí mism@. El idiota no tiene la culpa, es idiota y nada más, es el miedo a ser linchado por el populacho portador de antorchas el que nos ha vencido.

Os voy a contar un secreto, no se lo digáis a nadie; l@s idiotas son siempre l@s primeros en abrir la boca. Es un impulso, tú te quedas callad@ y el idiota tiene que espetar lo primero que se le pasa por la cabeza. La estupidez es como el alcohol, produce desinhibición. La masa sigue al idiota, eso es otro hecho. Le encandila la simpleza de sus argumentos. La masa dicta las normas acerca de qué es normal y qué no lo es, y aquí es donde surge una curiosa subespecie de adalides de la normalidad; yo les llamo "Normalitas". L@s idiotas y l@s normalitas no tienen por qué coincidir dentro del mismo individuo, aunque sí que es cierto que casi siempre se complementan. Actúan como una especie de tribunal de Inquisición contra raros. Es curioso porque estos normalitas suelen ser tipos raros raros, como el colega del que os he hablado antes, y aun así se imbuyen en una especie de manto gris de mediocridad para ocultarse dentro de la masa atontada. Velan día y noche porque nadie se aparte del camino.
Repito memè; no son necesariamente idiotas, esto debe quedar bien claro para no caer en el grave error de subestimarlos, simplemente son gente disfuncional, con alguna tara mental severa, producto, en la mayoría de los casos que conozco, de graves traumas infantiles. Se odian tanto que son incapaces de soportar su imagen en un espejo y se sumergen en la masa como en un refugio del que extraer su impersonalidad. Se visten de normalidad. Son los amos de las matemáticas, echan cuentas y hacen balance de las modas. Están en la onda, han sabido dar el salto alfabético de David Bisbal a David Guetta, saben en que momento muere Cristiano Ronaldo y nace CR7 (yo tardé casi un año en enterarme). Van con la selección a muerte. Su forma de vestir es neutra, atemporal, no les reconoceréis a diario porque van camuflad@s de ser anodino, solamente los fines de semana, si tienes suerte y te los encuentras borrach@s en alguna despedida de solter@. Son eclécticos en sus gustos y aficiones porque, en realidad, no tienen gustos ni aficiones; cine = blockbusters, literatura = bestsellers (solo ellas, ellos no abren un libro), música = one hit wonders, deportes = por la tele. Y paro aquí porque es imposible aventurarles mayores inquietudes culturales.
Al normalita le gustan las cosas bien hechas. Las de toda la vida. Son tradicionales, familiares, retrógrados. Todo pura fachada. Si te paras a debatir con ellos un par de minutos te darás cuenta de que enseguida se vuelven esperpénticos. Son tus vecinos del tercero, ese matrimonio que sale todas las tardes bien emperifollado para ir al bingo a echar unos cartones. A él le gusta hurgarse los dientes con un palillo, a ella echarse laca en el pelo hasta dejarlo bien cardadito. Llaman "niño" a los camareros y despotrican a grito pelao contra los extranjeros. Parecen gente normal, pero sus ojos les delatan. Su mirada perdida, esos extraños ojos estrábicos. Un día miraron el vacío y este les devolvió la mirada, y ahora están perdidos.
Están por todas partes, son legión. Tus vecin@s, compañer@s, tus maestr@s, tu jefe, la suegra de tu jefe. No puedes huir de ellos.

Ay de aquel que tenga la ocurrencia de desviarse de la media! Son como una versión cine de barrio de los famosos ultracuerpos. Te miran fijamente mientras te señalan con el dedo y abren su boca en forma de O. No soportan la innovación ni el cambio, les da miedo, les produce urticaria y te lo van a hacer saber durante toda tu vida, quieras o no. Con miradas, comentarios, desprecio y, si ven que aun así pasas de ellos, con agresivas alusiones acerca de tu salud mental. Sus frases favoritas son; “tú estás mal de la cabeza” o “te estás quedando conmigo?” (versión pasivo-agresiva de la anterior). Suelen verbalizar abiertamente sus opiniones negativas sobre conductas ajenas y se refieren a este acto como “ir de frente” o “ser sincer@”. Son paranoicos, rozando la psicosis en muchos casos, y suelen pedir explicaciones cuando creen que estás contraviniendo las leyes sacrosantas de la normalidad, de las que son fieros guardianes.

Bueno, pues aquí va otro secreto; La gente Normal no existe. Vuestros padres, abuel@s, jefes, profesores, compañer@s, amig@s, novi@s, o gente que os cruzáis por la calle están, en el fondo, igual de jodidos de la cabeza que vosotros. Si alguien se define a sí mismo como normal es porque es un puto anormal, no os quepa duda! Hay algo monstruoso en el hecho de coartar la originalidad de alguien solo porque se aparta un poco del patrón de corte social que impera en ese momento. Es algo atávico, como si la masa se revolviese en su Inconsciente Colectivo y mandase al cuerpo de policía de la mediocridad; los Normalitas, contra todo aquel que osase subvertir el orden establecido poniéndose dos coletas en lugar de una.

Os lo digo yo, no están bien de la azotea, solo lo aparentan con vehemencia. Qué diferencia existe entre una procesión rociera y un grupo de cosplayers vestidos de tropas imperiales de la Guerra de las Galaxias?... que l@s primer@s se lo creen de verdad, y no solo se lo creen sino que además van a acabar reventados por hacerse treinta kilómetros campo a través con mantilla, vestido de cola y tacones a 40 ºC a la sombra. No creo que eso sea normal, creo que es una memez, pero no soy yo quien fija la media. Los normalitas son quienes dictan las normas, ellos deciden hasta que punto puedes tensar la goma. Hay momentos en los que se relajan, se quitan la máscara y dejan que el resto del mundo disfrute, pero son solo eso, momentos, hitos en el calendario; Nochevieja, Halloween, la boda de la prima Emilia y su despedida de soltera (aquí les puedes identificar, no falla, son las más desfasadas, van sobre-maquilladas y se mueven espásticamente emitiendo una risita histérica que produce desazón a quien la escucha). Si tienes suerte y han bebido lo suficiente podrás escuchar de sus propios labios la prueba inequívoca de su demencia; "es qué estoy mu loc@".

Tengo otra teoría (tengo miles de teorías, en realidad). La gente es infeliz porque es imbécil. Un señor de mediana edad, medio calvo, medio gordo y con problemas de acidez de estómago que se levanta cada día a las seis para encerrarse en un cubículo mal ventilado a hacer sudokus con hojas de Excel, que cuenta los días que faltan para que España juegue la Eurocopa y así poder salir a la calle disfrazado de selección a pegar berridos y aturdir los oídos de sus vecinos con una vuvucela, sería mucho más feliz si pudiese ir a trabajar a diario dando saltitos con pintura de cara amarilla y roja. No lo hace porque sus compañer@s se reirían de él. El normalita (están por todas partes) no lo consentiría, le entraría la risa nerviosa (porque en el fondo admira su valentía) y empezaría una campaña de acoso laboral para burlarse del pobre pringao. Y como el resto del personal de la oficina es imbécil acabaría formando piña para amargar la ocurrencia de nuestro amigo.

La gente quiere ser feliz, quiere poder expresarse y mostrar al mundo como son realmente. Tenemos que sacar a la sociedad del armario. Alabar a esos héroes anónimos que se travisten en los partidos de la selección, que se colocan cachirulos raros en la cabeza cuando llegan las navidades, que se emborrachan en las bodas y enseñan su ropa interior al personal sin ningún tipo de pudor. Señoras mayores que no se acomplejan y bajan a la piscina de su barrio a hacer top-less delante de sus vecinos, o que se tiñen el pelo de azul eléctrico. No quiero ver más insípidos tatuajes de tribales en tobillos y antebrazos, quiero una sirena de grandes pechos ejecutando su sinuoso baile en la panza de un motero.

No consintamos ni un minuto más que los normalitas nos quiten la diversión. En el fondo les hacemos un favor. Son un reflejo distorsionado de la masa. Hacen a los demás lo que creen que los demás les harían a ellos si alguna vez sacasen a relucir su verdadera personalidad. Demostrémosles que no es así, que la gente normal no existe y que cada uno de nosotros esconde dentro un precioso freak. Queremos verles florecer como los seres bizarros y extraños que en el fondo son.

Viva la anormalidad!

domingo, 27 de mayo de 2012

BIOGRAFÍA DE MÍ (4)

4. La Dimensión Desconocida


De vuelta al Tiempo…

Y sucedió algo maravilloso! Aun hoy, pasados más de 15.000 millones de años, sigo emocionándome con aquellos días atemporales. El Tiempo sin memoria es una experiencia sorprendente, pasado un tiempo, aunque entonces Yo no era Consciente de la cantidad de cosas increíbles que pasaban a mí alrededor, pues no tenía alrededores ni tan siquiera. Estaba demasiado metido en el partido, centrado en mis jugadas, tan absorto en mi mismidad que era incapaz de prestarle atención a nada que no fuese permanecer suspendido como Instante incolumne en el éter eterno.
           
Era todo muy confuso y caótico. Como momento, Yo saltaba a la existencia y desaparecía en la nada de nuevo en un abrir y cerrar de ojos. Un parpadeo. Mirabas y ya no estaba ahí, solo un residuo de inconstancia temporal.
            No había suficientes instantes de Mí Ser ni para formar un mísero Cronón, que es la unidad de Tiempo más pequeña que existe a la hora de llevar un recuento de las cosas que van pasando, por lo que mi Historia no podía empezar a ser contada, pues no había con qué. De todas formas lo intentaré.

Sucedió entonces, aún sin en cuando, que en buen Momento, mientras la Locura reinaba en el caos primordial y los Instantes peleaban a muerte unos con otros por ver quien moría primero,  que uno de mis Momentos se quedó parado donde estaba en ese preciso Instante. Aquel Tiempo travieso se cansó de jugar a desvanecerse en mi Inexistencia. Dejó de saltar a la comba con el Vacío y decidió congelarse a sí mismo. El único problema era que Yo no tenía sitio donde acoger a aquel Instante insolente. Decidí sostenerlo inmóvil, fijo en un Punto, clavado en el hueco dejado por todo aquello que hubiese debido estar ahí pero que en realidad no estaba. Una manchita diminuta en la pared inmaculada de la Existencia.
            Fui entonces un Momento eterno, y lo seré siempre. Irrepetible por ser único. Imborrable por el simple hecho de suceder. A lo hecho pecho. Ya no había vuelta atrás, había nacido un concepto y mi obligación, como Madre, era darle un techo bajo el que cobijarse.

El primer problema a resolver, y bastante preocupante, por cierto, era el de la vivienda. Si ahora resulta difícil encontrar piso imaginaos entonces, cuando no había, en Todo el Universo, un mísero metro cuadrado donde echar raíces. Decidí darme un hogar, aunque para ello tuviese que convertirme en Lugar. Unidimensional, acogedor y calentito. Lo llamé Punto 0.
            Eran tiempos idílicos aquel Momento. Sin preocupaciones, sin cargas ni responsabilidades, viviendo el día a día, siempre el mismo Instante. Eternidad inconsecuente. Aquella juventud alocada, primordial, echaba a perder mi futuro en una encrucijada infinita de posibilidades vectoriales. No avanzaba Nada.

(hogar, dulce hogar)
Aquello era Temporal, no podía durar mucho. El Momento repetido, que después se haría mayor hasta ser Tiempo, permanecía entonces en una inmovilidad redundante, paradito en su Punto 0. Aquello no tenía mucho sentido. Si el Tiempo transcurre eterno en el mismo Lugar, aunque se trate del mismísimo paraíso, acabará dándose la vuelta, cansado, y regresando cabizbajo al mismo Punto 0 del que partió, porque en realidad nunca se ha movido. Y eso es lo que ocurrió.
 El primer Instante, en el primer Lugar, se repitió a sí mismo, una y otra vez, infinitas veces hasta el fin de sus tiempos, y Entonces volvió a ser el primer Instante en el primer Lugar de nuevo. Como aquello era imposible tuve que crear otro lugar distinto para acoger a aquel Instante duplicado. Nació el Espacio.
Un Segundo Instante paralelo al Primero, corriendo siempre por delante, separados pero unidos de la mano, y después un Tercero, y un Cuarto y un Quinto y un Sexto, hasta llegar al Instante Infinito, y como todos mis Momentos avanzaban en la misma dirección me salió, sin darme cuenta mi primer Vector.
            Mi primer eje, mi primera abcisa, u ordenada, o qué se Yo!. El Punto 0 dejó de serlo para volver a ser un 1, pero al mismo Tiempo, en el mismo momento era el mismo Momento que había sido siempre en el Punto 0. El Tiempo se acumulaba, se amontonaba a lo loco. No cabía Todo en el mismo sitio, así que el instante más listo, el más adelantado, Infinito, se paró y dijo; “esta casa es mía, aquellos que deseen seguir avanzando qué se busquen otra dirección”.

Me gustaba mucho aquella nueva morada, le puse por nombre X. Aquello solucionó mis problemas de Espacio durante un Tiempo. Más aquel Instante pertinaz, una vez echado a andar no quería parar nunca, y aquel primer vector se me acabó repitiendo. Un nuevo Punto 0 y un nuevo X. No cabía en mí mismo. Era una línea infinita, puesta junto a su hermana, al ladito, tendida, y reiterándose de nuevo hasta llegar a otro Fin Infinito.
            Tanto se me repitió aquel vector desdichado que me acabó saliendo una hernia en forma de ángulo recto. Aquello era inaúdito! El Tiempo se plegó sobré sí mismo y… voilá!! le salió un Espacio nuevo. Otra dirección que no era X, qué era Y, y el Tiempo descontrolado. Me volví un plano.

Y vuelta a empezar. Aquel suceso dichoso, aquel Momento travieso que revoloteaba por doquier. Otro ángulo recto, Espacio euclidiano, a este le llamaré Z, y para ya, qué con tres dimensiones basta! Pero no!! No bastaba con jugar con un cubo y una pala, ahora el Tiempo quería un hiper-cubo. Otros 90 grados!! Me mareaba, me salían dimensiones de cada uno de mis pliegues temporales, aquello era una danza interminable, un baile multidimensional de anchos por altos por largos, de coordenadas espacio-temporales, la Mona Lisa en 3-D, la final de Eurovisión en el mesozoico, Homo Sapiens, extraterrestres de Sirio, vampiros, teletubbies. Todo mezclado en aquel instante infinito.

Yo era Tiempo doblado, Espacio invertido. Un Lugar y un Momento. Un patio de recreo donde jugar. Un contexto sin sustancia. Contraído, expectante. Dimensión desconsolada. Buscaba una identidad, algo que rellenase mis espacios en blanco y mis segundos vacíos. Entonces fue cuando me encontré conmigo mismo.

domingo, 20 de mayo de 2012

PRÓXIMOS ESTRENOS

Casi no nos hemos dado cuenta y ya está aquí la mejor época del año! Me estoy refiriendo, por supuesto, a la temporada de blockbusters veraniegos. Lo que mola del veranito no es el solecillo, la playa o las suecas en topless, es el aluvión de estrenos que nos regala cada año esa factoría de sueños llamada Hollywood.
Se podría decir que el pistoletazo de salida se dio hará un par de semanas con el estreno del megahit del año; "Los Vengadores". Aunque no tenéis que preocuparos, amiguit@s querid@s, que este año la cartelera va a venir servida de propuestas de lo más variadas, desde comedias blancas para toda la familia hasta pelis de terror, desde adaptaciones televisivas a historias de autosuperación, thrillers, romanticotas para ver con la/el churry, de todo.

He seleccionado unos cuantos trailers para ir abriendo boca (yo por lo menos estoy salivando);

Como agua de mayo estoy esperando esta película que en un principio iba a ser dirigida por Steven Spielberg. Protagonizada por Rob Schneider y Richard Dreyfuss, “Must Love Jaws” es el canto a la amistad entre Brody (Schneider), un aguerrido vigilante de la playa al más puro estilo Mitch Buchanan, y un precioso escualo. Diversión a raudales para toda la familia! 

 

Atención a la banda sonora porque es de lo mejorcito del año, con una selección de emotivos temas entre los que se cuenta “You´re beautiful” de James Blunt, una canción que marcó época.

Un par de semanitas después llegarán a nuestras pantallas dos de los platos fuertes del año. Por un lado tenemos “Doubtfire”, el oscuro retrato de las obsesiones de un padre de familia que lo pierde todo en un descenso a la locura, un viaje a lo más siniestro y tenebroso del alma humana. El encargado de dar vida a este inquietante personaje es ni más, ni menos, que Robin Williams. El actor toma al toro por los cuernos en uno de los papeles más complicados de su carrera. Compone con rasgos maestros al protagonista de este relato distópico que muestra sin tapujos la dualidad moral de la clase media estadounidense.

 

Para aligerar un poco la semana, ese mismo viernes se estrenará la esperada adaptación de la famosa comedia televisiva “Shining”. Para aquellos que no la recuerden, esta sit-com contaba las peripecias de la familia Torrance, encargados de cuidar un hotel de lujo durante la temporada invernal. Aquí os dejo alguno de sus mejores momentos.

 

La esperadísima, repito, adaptación ha sido dirigida por el maestro Stanley Kubrick y protagonizada por Jack Nicholson y Shelley Duvall (quienes repiten en sus papeles). Llena de ternura, esta película os arrancará más de una sonrisa de complicidad.

 

Ya en pleno mes de julio tendremos un aluvión de estrenos entre los que cabe destacar dos. En primer lugar tenemos la última incursión de Jim Carrey en el thriller psicológico, género que no había tocado desde la genial “The Cable Guy”. En esta ocasión nos propone “Dumb and Dumber”, film en el que da vida a Lloyd Christmas, un conductor de limusinas con retraso mental obsesionado con Mary (Lauren Holly), una de sus clientas. Dirigen Peter  y Bobby Farrelly.

 

A finales de julio llegará la controvertida "Scary Mary". Un film de terror sobrenatural que hará que el sudor del cuerpo se nos hiele de puro espanto. Descrita por quienes ya la han visto como “la película más terrorífica de todos los tiempos” viene precedida de una campaña de marketing viral realmente agresiva. Aquí tenéis un adelanto.

 

En agosto, en pleno calor tórrido, llegará a nuestras pantallas una de las comedias más refrescantes del año; “10 Things I Hate About Commandments”. Nueva comedia de estudiantes en la línea de “American Pie” o “Supersalidos”, cuenta la historia de Moisés (Charlton Heston), un recién llegado al instituto, quien tendrá que vérselas con Ramsés (Yul Brynner), capitán del equipo de carreras, y matón de la clase, por el amor de Nefertari (Anne Baxter), la jefa de animadoras, de quien Moisés queda prendado nada más ponerle el ojo encima. Risas aseguradas y algún desnudo gratuito para esta comedia gamberra que cuenta con la aparición estelar de Samuel L. Jackson como el director Firebush.

 

Por último quiero dejaros el avance de una película que espero con impaciencia; “Glen & Gary & Glen & Ross”. Solo ver la lista de los nombres que intervienen en la película hace que a uno le entre auténtico vértigo, todo un pocker de ases; Al Pacino, Jack Lemmon, Alan Arkin, Alec Baldwin, Ed Harris, Kevin Spacey. Se trata del controvertido proyecto de David Mamet que llevaba dando vueltas por los despachos de medio Hollywood durante un tiempo esperando a que alguien con pelotas lo llevase a cabo. Ese alguien ha sido, finalmente, el director James Foley, conocido por dirigir los videos guarros de Madonna, y que ahora nos trae esta historia de superación personal; cuatro hombres con síndrome de Tourette podrán comenzar a vivir de nuevo y reencontrarse con el mundo, y consigo mismos, gracias a Blake (Baldwin), su nuevo terapeuta.

 

Eso ha sido todo por hoy, os mantendré informados de los nuevos avances según vayan llegando. Se avecinan tiempos hermosos para el séptimo arte!






martes, 15 de mayo de 2012

LA CULPA DE TODO LA TIENEN LOS PADRES


Parece como si el mundo fuese a estallar de un momento a otro. Es una olla a presión y hace mucho que superó su punto de máxima ebullición. Dios nos coja confesados! ¿Cómo hemos llegado a esto? ¿En que momento se permitió que las cosas degenerasen hasta tales extremos? ¿Quién es el culpable?
            Esa es la cuestión primordial. ¿Quién? No me interesan las causas, no me interesa la situación geopolítica. No me interesa que me cuenten películas, ni abrir ningún debate. No me interesa meditar sosegadamente y buscar soluciones positivas para resolver la gran cagada en que se ha convertido el mundo. Hoy estoy cabreado, solamente me interesa echar la culpa a alguien. De eso va este post, de cargar las tintas. Después me sentiré mejor y podré pensar con más claridad. Ahora toca catarsis.

Echar culpas. Llevo unos días de un humor un poco extraño, veo cosas que pasan a mi alrededor, y que me indignan, y me da rabia, y lloro de impotencia, y me arranco los pelos de cuajo. Como no me gustan las acampadas al raso, y la Plaza de Sol no está entre mis destinos predilectos de veraneo, como no tengo ni la fuerza ni la convicción necesarias para iniciar ningún movimiento y ni se me pasa por la cabeza sumarme a alguno de los que ya existen, he decidido desahogarme en este blog, que para eso lo tengo. Echar culpas. Vamos a ello.

El mundo está siendo maltratado. La tierra violada, ultrajada, horadada, sangrada por sus arterias, por sus bosques quemados y sus selvas taladas. Sus especies llevadas al borde de la extinción ¿Por quién?
            La polución urbana, el calentamiento global. ¿Quién está jodiendo el planeta? ¿Es qué ese tío es imbécil? ¿Acaso no se da cuenta de que tiene que vivir en él? ¿Es qué cree que no necesita oxígeno para vivir?
            La humanidad está arruinada. Es un cuerpo maltrecho. La sangre que lo nutre está reseca. No fluye el dinero. No cambia de manos. Hemos llegado a un punto en el que el mayor acto de patriotismo que podemos llevar a cabo es ir al cine el fin de semana y comprarnos un cubo de palomitas. Los países son cadáveres renqueantes, extenuados, vendidos al mejor postor. Los circuitos financieros no furrulan. Algo no va bien, los billetes no se mueven. El dinero no existe. Nos han estafado. Los bancos son carcasas vacías que acumulan polvo en sus cámaras acorazadas. ¿Quién ha dejado que esto ocurra? ¿A quién le pareció buena idea este sistema maligno? Banca, crédito, tipos de interés, consultoras, FMI, Banco Central Europeo ¿A qué clase de imbécil se le ha ocurrido montar todo este tenderete?
            ¿Por qué tenemos un sistema político dirigido por psicópatas? ¿Quién es el idiota que sigue votando a estas alturas? ¿Es que una mierda puede oler mejor que otra? Tenemos una democracia que no es representativa. Un gobierno que está en el poder con el apoyo de una minoría absoluta de descerebrados. Y todavía hay quien, cada cuatro años, sigue practicando el ritual inútil de meter un papel en una urna de cristal y encima se cree con derecho de afirmar gilipolleces del estilo “es que si no votas, luego no tienes derecho a quejarte”. Perdona, eres tú el que no tiene derecho a quejarse, pedazo de *#%&normal!, qué todavía sigues sustentando un sistema que está corrupto hasta las trancas. Y me refiero a un tipo de corrupción que está enquistada y que va más allá de los partidos políticos. ¿Quién vota? ¿Quién sigue alimentando a la alimaña?
            ¿Si tenemos un sistema que no funciona, por qué no lo mandamos al carajo de una puta vez? ¿Hay alguien, algún tipo de lerdo funcional, que va por ahí pensando que todo esto va a terminarse sin más un buen día, que solamente hay que esperar y que todo va a volver a la normalidad? Gente asustada que va contra el cambio, que desconocen su pasado y que piensan que el futuro consistirá en una sociedad igualita a la que tenemos ahora pero llena de gente con peinados raros y firulillos con lucecitas por todos lados.  Son inmobilistas. Les asusta el cambio. Son miopes, cobardes, viven en la autocomplacencia. Su mundo no funciona, pero como es el que es no se puede cambiar. Tienen la poca vergüenza de llamar a otras personas “antisistema”. Yo a eso digo no! Ellos son los antisistema. No proponen soluciones. No son racionales, ni objetivos. No admiten argumentos, solo insultan, denigran (como Yo ahora). Son los reyes de la falacia. Ad hominem contra ellos, que se lo han buscado! Son los que más gritan durante las discusiones, porque creen estar en posesión de la verdad en todo momento cuando soy Yo él único que realmente está en posesión de la verdad absoluta (que no os hagan dudar nunca de vosotros mismos, esa es la primera regla de cualquier debate). Son los que delegan su representación en otros, en lugar de guardársela para ellos mismos. Los que guardan sus ahorros en entidades financieras al borde de la bancarrota. Los que abren depósitos a plazo fijo o piden hipotecas sin techo, y encima eso hace que se sientan más seguros y confortados. Observándolos de lejos me doy cuenta de que tal vez podrían padecer algo de cretinismo e hidrocefalia, en caso contrario no soy capaz de encontrar la lógica en su comportamiento.
Son cuadrados. Se clasifican y codifican a sí mismos. Se ponen siglas. Se encajonan en ideologías y luego comienzan a tratar a los demás con sus propios parámetros. Son de izquierdas o de derechas, y todo aquel que no está en su lado de la raya no merece vivir. Se empotran en cubículos de nueve a dos y de cuatro a seis. ¿Quiénes son? ¿Cómo puede un animal tan estúpido tener tanto poder?

Son Ellos. Ellos han consentido que la mierda se acumule, que nos caiga en avalancha. Ellos nos putean, nos coartan, nos castran, nos degradan a trabajos serviles y humillantes, y encima se enfadan si les decimos que no los aceptamos. Tienen miedo, constantemente, a todas horas. Nos temen y les aterra lo que podemos llegar a hacer. Nos quieren tener atados, amaestrados y obedientes.

Son Ellos frente a Nosotros. Es así de jodido. Ha llegado la hora de definir bandos y ver quien está en cada uno. ¿Quiénes somos Nosotros?
            No me gusta pero voy a asumir el papel de víctima. Nosotros somos los perjudicados en todo este juego. Mi generación. La juventud alienada. Nacimos condenados. Toca quejarse, y que nadie se atreva a llevarme la contraria porque hoy estoy que muerdo! Es la rabia que me aflora. Mañana, a lo mejor.
            Yo no cree este sistema, ya estaba ahí cuando nací. Lo crearon Ellos, y los que estaban antes que Ellos. Yo solamente me lo tengo que comer con patatas aunque no lo quiera.
            Yo no provoqué la crisis, ni apoyo con mis votos, ni justifico a quien lo hace, ni tan siquiera consiento que otros justifiquen a quienes apoyan con sus votos a los que han provocado la crisis. No voy a tolerar un segundo más que se me incluya dentro de este circo. Estoy fuera. No juego. No tolero que los verdaderos antisistema; “los anti-Mí-sistema” abran sus bocazas para intentar callar la mía. Nunca más! Otro mundo es posible, pese a Ellos.
            Yo no arrojo basura a los mares, ni poluciono los cielos con mis malos humos, ni cazo elefantes, ni pego a mujeres, ni tengo a los trabajadores de mi empresa encogidos de hombros y puteados, desorientados, humillados, rebajados. No soy un “liberal” de pacotilla, ni un keynesiano hipócrita, progre de pose.

La generación a la que pertenezco no ha tenido ninguna oportunidad en nada. Hemos sido vendidos antes de haber nacido ¿y por qué? ¿por un televisor en color?, ¿por unas vacaciones en Santa Pola? Nuestro futuro ha sido hipotecado y también quieren hipotecar el de nuestros hijos. Somos la generación perdida. Nos prometieron un mañana esplendoroso. Nos vendieron una película de Disney cuando en realidad era de George A. Romero. Nos dijeron que callásemos, que acatásemos, que respetásemos las normas del juego como las habían respetado Ellos, los muy cobardes! Sé un buen chico, pórtate bien, estudia mucho, si lo haces así todo te irá bien, miel sobre hojuelas. Mentira! Somos la primera generación en mucho tiempo que vive peor que sus padres.

Estamos preparados. Estamos formados. Somos más ágiles, más hábiles, más inteligentes. Atesoramos más conocimientos y habilidades en nuestro haber. Tenemos un potencial infinito y cero oportunidades. Estamos condenados, relegados a los trabajos más bajos y peor cualificados, y encima tienen el morro de contarnos el cuento de que no existen trabajos infames. ¿Cuántos camareros con doctorado más? ¿cuántas bioquímicas cajeras del Día tiene que haber para que abramos los ojos? Tenemos los trabajos peor remunerados, muy por debajo de nuestras capacidades. Tenemos que aguantar y contemplar atónicos como Ellos, los auténticos incompetentes, los que son incapaces de ver más allá de sus narices y prever incluso el más simple y obvio movimiento en los mercados, hunden sus empresas y sus bancos, proponen soluciones de perogrullo, toman medidas gilipuertas y además nos las anuncian a bombo y platillo como la grandeza mayor del reino!

Ellos tienen la culpa. Son Ellos quienes están atrapados dentro de la rueda. Ellos construyeron la puta rueda! Tienen en su haber todos lo resortes del poder… y no los sueltan! No pasan la bola a los demás jugadores y, no sé vosotros, pero en mi barrio a los chupones no se les daba la pelota. Si en la gran pirámide del poder han conseguido copar todos los puestos directivos por arriba, y por debajo se han quedado con los mejores trabajos. Si pese a su ineptitud manifiesta continúan aferrados como aves de rapiña, desesperados, a los restos del cadáver moribundo, putrefacto, agitándolo, volteándolo, intentando terminar de exprimir los pocos jugos vitales que aún le quedan. Si aún con todo miran con odio a quienes estamos ya hartos de su mierda, a los que no queremos seguir en su juego. Si nos insultan. Si nos llaman vagos. Si tras todo lo dicho tienen la poca vergüenza de ponerse a sí mismos como ejemplo de lo que es moral y decente. Yo digo; qué les den mucho por culo!

Ellos son nuestros padres, nuestras madres, esos tíos repelentes que siempre aparecen por casa para juzgarte. Qué les den! No más castrad@s por el mundo, no más niñ@s rebeldes que juegan a la revolución. Estoy harto. Soy un adulto. Ellos son los críos.
Su miedo al cambio les hace peligrosos. Nos temen hasta tal punto que no van a dejar nunca que alcemos la cabeza. Agarran sus bienes con toda el ansia del mundo, como Gollum su tesoro. Todo suyo, qué les aproveche! No lo quiero. Me emancipo de la sociedad, me voy a vivir por mi cuenta. Voy a crear mi propia realidad con los escombros de lo que dejen atrás, y estoy convencido de que será mejor que lo que hay ahora.

No quiero el mundo de mis padres. No estoy dando vueltas en su rueda, estoy en la mía. Me gusta jugar con mis amigos, no con Ellos. El sistema económico, político y social que han creado (o que han consentido) me produce urticaria. Todo para ellos!. Les regalo todo el dinero del mundo, que se lo queden!

No les necesito. Aunque me sigan tratando como un niño Yo sé que soy un adulto. Eso es lo que más miedo les da. Yo estoy despierto, ellos siguen de siesta, en la inopia. Me da igual. Ha llegado la hora de comportarme como un hombre hecho y derecho. Orgulloso de ser quien soy. Sin miramientos ni concesiones. Me declaro libre e independiente. Nadie puede imponerme su gobierno, ni sus mercados, ni sus ideas. Nunca más!

He dicho!!

(Vale, ya me he desahogado).

sábado, 12 de mayo de 2012

VEO VEO


Todas las mañanas al levantarme me asomo por uno de los ventanales de mi cuarto y contemplo el mundo. Tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, como todo en esta vida. Veo coches que asfixian con su humo negro a los árboles de las aceras, sus motores rugen enfadados porque no les dejan correr en libertad por las sabanas de asfalto de las autopistas, y se vengan con su polución grisácea y aceitosa. Veo un polideportivo, casi siempre vacío, alguna que otra vez es utilizado por un grupo organizado de domingueros de distrito, como escenario donde autopremiarse por no hacer nada de lunes a viernes y fracasar sudorósamente en sus competiciones artríticas de fin de semana. Montan fastuosas entregas de premios en las que Shakira suelta sus jadeos entre golpes de megáfono, como sonido de fondo. Vida sana lo llaman, yo a ellos “hijos de puta”, por joderme los domingos. Veo perros paseando a sus dueños, obligándoles a recoger sus deposiciones del suelo en una suerte de castigo kármico por hacerles comer esas repugnantes bolitas de pienso. Veo ninis. Los ninis son sempiternos, siempre que veas un parque allí estarán ellos, fumando, bebiendo, diciendo barbaridades y riéndose como hienas. Como son ninis no tienen nada mejor que hacer. Son felices. Les maldigo por ello. Veo también abuelit@s sentad@s en sus bancos. Ellos observan vigilantes las obras, ellas agitan sus manos, hacen aspavientos y comienzas todas sus frases por “Yo”. Son otro tipo de ninis. Veo edificios. Veo cielos cubiertos por estelas tóxicas de nubes arracimadas. Veo al Sol, riéndose en sus alturas. Veo parad@s que caminan por las calles de forma presurosa, acongojad@s por no estar dirigiéndose al trabajo. Veo trabajadores municipales, con sus cubos, sus palas y sus mangueras, sus podadoras y sus motosierras, parafernalia infernal con la que mutilan a los pobres árboles, que nada les han hecho, en una injusta lucha de David vs. la empresa que tiene adjudicada la concesión municipal del mantenimiento de parques y zonas ajardinadas. Veo pájaros atolondrados, que se caen de los árboles, que aterrizan en las terrazas para lucimiento de los gatos expectantes, domesticados pero salvajes. Veo toldos mugrientos, cristaleras desaseadas, señoras entradas en carnes encaramadas a las cornisas, trapo en mano, con la misión sagrada de hacer brillar las translúcidas superficies. Es una forma de confundir a los pájaros. Veo fantasmas, muertos vivientes que se ocultan en las sombras de los soportales, que rehuyen las miradas de los vecinos, que preparan su tránsito al más allá aspirando veneno de una lámina de papel de plata. Oigo a las calles murmurar. El bullicio de sonidos entremezclados, las risas, los saludos, las afirmaciones existenciales, latiguillos, frases hechas terminadas en puntos suspensivos. Escucho los silencios incómodos. Veo dos chicos cruzando la calle, van vestidos de forma absolutamente ridícula, nadie les ha señalado ese hecho, parece ser, de otro modo no llevarían esas pintas. Se van a dar una hostia en cualquier momento por intentar correr con los pantalones bajados hasta las pantorrillas y les va a pillar un coche, ya verás!. Veo a dos chicas que les reciben al otro lado de la acera con los brazos abiertos. Merecida recompensa. Oros por todos lados; anillos, collares, pulseras, esclavas, esclavas de la moda del oro. Veo tenderos que charlan, que fuman y despotrican, que maldicen y redicen por tener sus tiendas vacías. Veo cuerpos esculpidos en gimnasio a golpe de pesa charlando animadamente con otros hechos de chichillas redondeadas a base de celulitis. Objetos geométricos en contraposición. Veo Chinos, anuncian maravillas exóticas en sus escaparates; “prueba el Monster, es bestial!”, “Ruffles sabor pincho de tortilla”. Templos en honor de las grasas-trans y los billetes de cinco pegados con celofán, a veces hay algún abuelo dentro, sentado en una silla de jardín, con su boina ceñida y su vara enarbolada, es una pieza más del mobiliario, a él también se le rinde culto. Veo negros. Veo blancos. Veo cafés con leche llamados Waldo. Veo dos vecinos enzarzados en discusiones imprescindibles, uno es del Madrid y el otro del Barça, uno es del PP y el otro del PSOE. Los dos llevan razón y les revienta que el otro no sea capaz de reconocerlo. Veo dos críos enzarzados en discusiones imprescindibles, uno es de Iron Man y el otro del Capitán América, uno es de Pokemon y el otro de Doraemon. Los dos llevan razón y les revienta que el otro no sea capaz de reconocerlo. Veo Marías que se arrastran sibilinas por las calles, que van al mercado, que vienen de la peluquería. Dueñas y señoras de los barrios. Lideresas de las bandas de jugadores de petanca, de las mancomunidades, de las juntas de vecinos. Te miran, te juzgan, son la policía secreta del partido. Brujas que aterrorizan a los niños que juegan al balón bajo sus ventanas. Olor a lejía y laca del pelo. Química maligna. Veo señores trajeados que entran y salen de los bancos. Llevan carpetas, maletines repletos de folios y folios, copias compulsadas de documentos inútiles, como ellos mismos. Sonríen, saludan a las cajeras por sus nombres. Trasiego de papelitos pintados, cromos de colores. Si tienes repes te los cambian; dos grises valen por uno rojo, dos rojos por uno azul. A veces sacan unos que son verdes, los más buenos de la cole. Esos no se pueden llevar encima, hay que dejarlos en los bancos para que no se pierdan.  Veo un grupo de gatos haciendo un cónclave en el jardín. Traman algo, de eso estoy seguro. Nada bueno. Veo moscas, veo hormigas, las negras son de Dios, no hay que matarlas. Veo porteros que arrastran sus cubos de basura de un extremo de la calle a otro, siempre a las mismas horas, siempre con celo y cautela. Es su deber, su juramento hipocrático. Veo tesoros ocultos escondidos en bolsos y carteras. Veo mp3ses. Veo algún transistor tecnófobo, que no se ha enterado aún del cambio de milenio, transmitiendo un gol de Atleti entre cuñas radiofónicas de Coronita, la cerveza más fresquita!. Veo rostros apesadumbrados. Son libros abiertos. Caras que reflejan la agonía existencial de un mundo marchito.

Veo un paisaje somnoliento. Una instantánea de vidas vacías. Seres que se arrastran por el césped y cemento primordiales. Inercia vecinal. Buena gente mis paisanos. Qué lástima que todo vaya a acabar tan pronto!

sábado, 5 de mayo de 2012

FANTASÍAS DE PAJILLER@ ADOLESCENTE


Qué años tan difíciles son aquellos que adornan nuestra adolescencia. Empezamos a notar cambios en nuestro cuerpo; nos empieza a salir pelo donde antes no teníamos, empezamos a fijarnos en l@s chic@s de una forma en la que antes no nos fijábamos, damos las primeras caladas furtivas a un cigarrillo, nos levantamos todas las mañanas con esa sensación de escozor y humedad en la entrepierna y, por supuesto, nuestra mente comienza a delirar en lo que los expertos en la materia denominan como “fantasías de poder adolescente”.
            Las fantasías de poder adolescente no son solamente una forma que tiene los púberes de dar rienda suelta a sus deseos reprimidos y afirmarse como individuos frente a un mundo que les odia y que les teme. Son mucho más. Para el chaval o la chavala son la forma más rápida y barata de darse un alivio al cuerpo (aunque hoy día, con internet, este punto puede ser discutible). La principal finalidad de una fantasía de poder adolescente es facilitar la ejecución del acto onanístico, vamos a dejar las cosas claras desde el primer momento para que luego no nos llevemos a engaños. Frustraciones, desahogos, líbidos desenfrenadas, todo mezclado y agitado en un explosivo cóctel de hormonas da lugar a ese ser horrible que es el adolescente. La fantasía de poder es el alivio, la válvula de escape de toda esa maquinaria a presión que impide que el pequeño monstruo reviente por sus costuras y se esparza por los suelos. Sé que esto ha sido un poco gráfico, lo siento pero yo no escribo para señoritas, este blog se llama “The Real Cosas” no “the cosas ñoñas”.

A la hora de fantasear se produce una diferenciación muy clara entre chicos y chicas. Mi objetivo es diseccionar y analizar cada uno de los dos modelos, estableciendo paralelismos entre ambos, y mostrar algún caso práctico como ejemplo. Después procederé a mostrar mis conclusiones (acertadas, como siempre). Está todo el mundo preparado? Sí? Muy bien, acompañadme pues en este perturbador viaje por las tenebrosas profundidades del alma adolescente.

Primero ellos. Para los chicos una fantasía de poder adolescente tiene que cumplir, antes de nada y por encima de todo con su función, es decir, tiene que servir de catalizador para el acto pajeril. Las fantasías de poder adolescente masculinas no suelen estar muy elaboradas. Tienen, casi siempre, un guión muy líneal. En primer lugar tomamos el objeto de deseo del adolescente, que puede ser una vecina, una compañera de clase, una chica del barrio, una actriz, cantante, top-model, o incluso un personaje de ficción, llámese princesa Leia, Emma Frost de los X-Men, Buffy la Cazavampiros, la chica azul de Avatar, Britney Spears, Hanna Montana, la morena y la pelirroja de Scooby Doo haciéndose un trío, y paro aquí que mi mente empieza a divagar. Colocamos a dicho objeto de deseo en una situación de mucho mucho peligro, siendo atacada, por ejemplo, por una banda de ninjas mientras pasea por un parque. En ese momento hace su aparición el héroe, una versión 2.0 mejorada e idealizada del joven torrezno. Aquí suele haber casi siempre una escena de lucha porque, señor@s, las fantasías de poder adolescente masculinas suelen contener algún tipo de arte marcial dentro de su línea argumental (igualito que una peli de Jackie Chan), que sirve como vehículo para que el pequeño hombretón se muestre ante el mundo como el alpha que es. El chico salva a la chica, ésta se da cuenta de lo ciega que ha estado toda su vida, bla, bla, bla y fundido en negro. Final feliz para el chaval y unos calzoncillos sucios para la lavadora.

            Tenemos, pues, elementos más que suficientes para dar comienzo a nuestro sucinto análisis. El adolescente, al que a partir de ahora pasaré a llamar simplemente “muchachote”, necesita posicionarse, necesita encontrar su lugar en el mundo. Él siente que es especial. Tiene algún tipo de habilidad o superpoder secreto, y lo mantiene oculto a la vista de los demás. Vive su don en soledad y solamente una afortunada, una elegida de entre todas las mujeres del mundo mundial, va a conocer su ser oculto. Eso hará, por supuesto, que caiga rendida a los pies del muchachote tras ser salvada y que acabe abriendo sus pier… su corazón ante semejante galán.

Ahora vamos con ellas. Da un poco de miedo pero, en esencia, la fantasía de poder adolescente femenina es la misma que la masculina contada al revés. En este caso el objeto de deseo es la propia chavala. Ella es especial, eso debe quedar claro desde el primer momento, aunque a diferencia del muchachote, la chica, a la me referiré a partir de ahora como la “princesita”, no exhibe sus dones de manera evidente. No hay superpoderes ni kárates de la muerte, si acaso algún tipo de actitud mágica. El hecho de ser especial es un subtexto implícito en el argumento, algo que se presupone. Ella es especial porque él hace que sea especial. El galán es un elemento muy importante dentro de las fantasías de poder adolescente femeninas. No es extraño que haga alarde de algún tipo de don sobrenatural o habilidad molona, es guapo, romántico, casi etéreo, y de entre todas las petardas que rodean a la princesita se fija sólo en nuestra heroina. Eso hace que al instante ella sea también especial, aunque de una forma vaga e imprecisa.
            Aquí un punto a favor del equipo de las chicas, y es que los argumentos suelen estar un poquito más elaborados; los personajes secundarios están mejor definidos (aunque siguen siendo estereotipos, no os engañéis), los paisajes están mucho más currados (el parque debajo de casa puede que esté bien para ellos, pero nuestra princesita prefiere los bosques nevados de Narnia). A veces incluso se exagera un poco a la hora de dar cuerpo a las historias y no es raro que muchas de estas fantasías acaben en boda.
            Dentro de la trama hay cabida para todo, pruebas de amor y fidelidad, sacrificio en bien del ser querido, locura, lealtad, a veces incluso se inserta también alguna escena de artes marciales, para dar vidilla a la trama, aunque nuevamente el salvador es él.
            Cómo podemos observar, la fantasía de poder adolescente femenina es un calco de la fantasía de poder adolescente masculina pero invirtiendo los roles. O al revés, la fantasía masculina es un calco de la femenina. No se me ofenda nadie porque no está en mi intención hacer ningún tipo de discriminación.

Ahora veamos algunos casos prácticos;
            Año 1938. Tras haberse pateado todas las editoriales de publicaciones “Pulp” de Nueva York, Jerry Siegel y Joe Shuster, dos chicos judíos procedentes de los suburbios, consiguen colocar, por fín, a su personaje en una nueva revista de cómic (el término correcto es cómic-book) llamada “Action Comics” que comienza su andadura ese mismo año. El personaje en cuestión es nada más y nada menos que “Superman”, un alter ego molón que los dos chavales se habían creado para vengarse (literariamente) de todos aquellos matones que venían amargando la existencia a los pobres habitantes de los ghettos neoyorkinos durante la “Gran Depresión”. El éxito es tan arrollador que da origen a un nuevo género, el único género nacido dentro del medio de la narrativa gráfica; los superhéroes.
            Año 2005. Tras haberse pateado todas las editoriales de fan-fics para adolescentes, Sthepenie Meyer, una joven WASP procedente de la middle-class de Arizona, consigue colocar, por fín, su obra “Crepúsculo”, el primer volumen de una tetralogía que arrasa en las librerías de medio mundo. Protagonizada por “Bella Swan” alter ego de la propia autora, la obra será adaptada a la gran pantalla con enorme éxito, consiguiendo toda una legión de histéricas admiradoras y llenando las salas de cine, a partes iguales, de bilis y fluidos vaginales.

Son solamente un par de ejemplos de cómo las fantasías de poder adolescente pueden cambiar el devenir de la historia. Nos consolamos pensando que son solo eso; fantasías, pero, y sí alguna de ellas hubiese llegado a materializarse?. Este es el caso del joven japonés conocido como Densha Otoko (el hombre del tren). La verdad es que a mí las cosas de los otakus me traen de cabeza. Soy incapaz de comprenderlos y entrar en su mundo y, a la vez, me resultan tan entrañables y fascinantes!
            Pues resulta que un estudiante de Akihabara, de nombre Yamada Tsuyoshi, el típico nerd de camisa a cuadros y gafas de culo de baso, pero en versión japonesa, va montado una buena tarde en un tren camino de su casa. Regresa de hacer sus cosas, me imagino, en una especie de convención de cachivaches electrónicos en el barrio de Tokiota, cuando presencia como un borracho en el vagón de metro intenta sobetear a una jovencita de buen ver. El pequeño pardillo se arma de valor y consigue ahuyentar al borracho. Tras acompañar a la joven a comisaría para que ponga la correspondiente denuncia se intercambian los teléfonos y se despiden. Vuelve a casa y se conecta a internet. En este momento las cosas se salen de madre. Cuenta la historia que le acaba de ocurrir en un foro de solteros, y al poco tiempo hay una legión de seguidores que le empieza a dar consejos sobre como conquistar a la chica. Finalmente se arma de valor y le pide una cita. Todo degenera en el consabido culebrón romántico y finalmente en boda.
            Esta historia se hizo tan popular en Japón que durante un tiempo copó los titulares de la prensa nacional. Se hizo una película, una serie de acción real y varios especiales televisivos, una serie anime, una sucesión casi infinita de mangas, parodias, videos musicales. Todo un fenómeno social en el país del sol naciente.


Amig@s míos, las fantasías de poder adolescente son una oportunidad de negocio enorme. Si estos casos nos han demostrado algo, es que este tipo de desviaciones romántico-pajeriles pospúberes dan dinero. La saga de Crepúsculo triunfa porque apela a los instintos y deseos más primarios de las quinceañeras. Ataca donde más duele. Coge el esqueleto de una fantasía de poder adolescente femenina, le pone nombres, crea un entorno romántico y hala, a forrarse de pasta! Y la fórmula funciona.
            Dinero a mansalvas, eso es lo que ha generado la industria del entretenimiento a base de explotar la fórmula. Megaproducciones de Hollywood, series de televisión, cómics, novelas, entradas de blogs. Cualquier medio es bueno para reflejar las frustraciones de l@s adolescentes a la hora de entablar relaciones sociales con el sexo opuesto (o con su mismo sexo).

Y seguirá así mientras dure el ser humano porque, reconozcámoslo, en el fondo nos gusta dejar volar la imaginación y sentirnos especiales. Conquistar a la hembra o al macho alfa de turno y terminar un duro día de instituto con una sonrisa, un paquete de clínex usados y un bonito happy end!

miércoles, 2 de mayo de 2012

BIOGRAFÍA DE MÍ (3)

3. Cogito Ergo Sum.

Entre tanto, en otro no-lugar…

Todo lo anterior me ocurrió, por así decirlo, en una especie de burbuja de Realidad. Tiempo y Espacio comprimidos en un Momento, aunque por aquel entonces ni siquiera Espacio, solo Tiempo. Al mismo Tiempo, en ese Momento, en otra burbuja distinta, se me encendió una chispa de entendimiento.
            No era el acto de pensar, ni siquiera era la Idea. Era el esqueleto de un pensamiento que revolotea en el vacío. No tenía forma, ni objetivo. Vagaba sin rumbo fijo, a la deriva, perdido en la turbulencia inane de los mares de la sinrazón. El Logos antes de ser enfocado. El Ser Sins-Entido.
            Era la chispa que prende la oscuridad. Si en aquel momento era el Momento en otro lugar, aquí era la Idea de Ser, en ese Momento, en aquel otro lugar, pero sin llegar a ser Idea y, por supuesto, sin tener ni puta Idea de lo que me deparaba el futuro pues solo existía el Momento.

(Yo intentando llegar a un acuerdo)
Inarticulado, en contraposición a mí mismo. Así reflexionaba yo en aquel vacío existencial. Necesitaba intención. Darle un objetivo a mi insustancialidad. De modo que me puse manos a la obra y concentré todas mis ansias en el Ser que Yo iba a ser. Tracé un camino para mi Existencia, un final que me diera sentido. Una explicación última a lo que Yo era.
            Ni que decir tiene que aquello me resultaba harto complicado. No os hacéis Idea de lo frustrante que puede resultar a veces la búsqueda de Uno mismo. La identidad del Ser no se consigue solamente poniéndole ganas, y la verdad es que Yo le ponía mucho interés y empeño. Se necesita algo más. Un amarre. Un cabo que sujete el navío que quiere emprender su viaje hacia las profundidades insondables de la propia Autoconciencia. Un miedo existencial, eso era lo que me faltaba.

De ese modo separé mis anhelos de mis miedos y los puse a pelear. Como un saco repleto de gatos furiosos que se agitan en mitad de la nada. Me afirmé, me di sentido, me pensé y me empujé a caminar, pasito a pasito, hacia la promesa de mi Ser pleno, de mi felicidad absoluta. Y al mismo tiempo me lo negué Todo.

Vi entonces que aquello era bueno.

Al principio podrá sorprenderos, más, en el fondo, es la secuencia Lógica que debía seguir si quería llegar a algo. La Idea de mi Ser no podía ser solamente una esperanza. Un enfoque infinito que se pierde a lo lejos, que deja de cobrar sentido y se disipa de vuelta al No-Ser. Necesitaba poner los pies en el suelo. Alguien que me diese límites. Todo o Nada. El espíritu de la contradicción. El egoísmo recalcitrante. Era necesario que negase mi existencia, mal que me pese. Era necesario.
            Pues así es como la rueda echa a andar. Primero surge la chispa de la Idea. La propia inercia de su ilusión contenida hace que vuele hacia su significado. Es Lógico, el Saber quiere saberlo Todo. Si no se le ata en corto el pequeño torbellino se acabará perdiendo en sus propios cursos mentales. Necesita una atención que contenga su intención, algo contra lo que rebelarse, que le sustente y le defina. Una figura de autoridad que le rete, que le diga lo que no debe Pensar, lo que no debe Ser. Límites, eso era lo que Yo necesitaba. Papá y mamá peleaban, y sin darse cuenta los que se pelean se desean, y al final ¿sabéis qué?, pensaron un bebé. Un tercer modo de ver. La sagrada afirmación y la sagrada negación mezclando su ADN. Decidido a poner paz entre ambas partes. Surgió mi mediador.

Mi Lógica se hizo formal. Se definió como cánones y reglas. Creé silogismos de mí mismo. Puse las bases de mi pensamiento. La verdad absoluta.

Mi Lógica se hizo dialéctica. Se definió como contradicción consecuente. Hice analogías con mis opuestos. Dio comienzo mi Locura. Yo solo sé que no sé Nada.

Mi Lógica se hizo Ilógica y así pudo nacer la Idea, que Todo lo llenaba y que no abarcaba Nada. Mi razón y mi pasión. El amor y la locura. El deseo inapetente. La mentira por piedad. Ese fue el comienzo, el triángulo amoroso de mis pensamientos. Dos polos opuestos que se repelen infinito, que se atraen en un tercero. Que no soy lo que pienso que soy ahora, tal vez después.
Así surgió mi carcasa cognitiva, la maleta llena de mis Ideas, así nací Yo como Logos. Después vendrían las categorías, l@s hij@s, l@s niet@s y bisniet@s. Vaya familia disfuncional de lucidez y de demencia que serían mis pensamientos tras aquel primer Momento!